La suspensión de las exportaciones de carne por parte del Gobierno nacional tuvo ayer un primer impacto. Las carnicerías están recibiendo los pedidos con incrementos de hasta 7%, lo que se trasladaría al precio final que pagan los consumidores, a menos que los comerciantes decidan absorber esa suba. El kilo de la media res -que hasta la semana pasada costaba $ 400 promedio en la ciudad de Buenos Aires- pasó a costar entre $ 425 y $ 430 en las últimas horas. Esa diferencia -$ 25 a $ 30- se trasladaría en lo inmediato a los precios de los distintos cortes de carne.

En tanto, en el segundo día del paro ganadero del campo, se reflejó en el Mercado de Liniers. En este centro concentrador hubo un incremento del 30% en el precio del kilo vivo. Aunque en Liniers se comercializa apenas el 15% del total del negocio de la carne, funciona como una referencia para el resto de las operaciones de compra-venta de carne. Eso significa que algunos cortes -los más premium- se pagarán por encima de los $1.000 por kilo.

Críticas al “círculo vicioso”

El diputado nacional Carlos Heller (Frente de Todos), sostuvo que la decisión del Gobierno nacional de suspender por 30 días las exportaciones de carne vacuna "permite ordenar y actuar sobre la especulación y otras formas que van en contra de los intereses de la gente”. "La pregunta que deberíamos hacernos es si es razonable que un país como la Argentina que produce alimentos para el mundo, tenga el problema de precios actual en el mercado interno", sostuvo en declaraciones radiales.

Según el presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara Baja, "es absurdo que un país que produce alimentos no pueda tener a la mayoría de la población accediendo a ellos con precios razonables. Es una locura". "Necesitamos desacoplar los precios del consumo interno a los precios internacionales, tener cupos para que no aumenten los precios del mercado interno en función de esos precios internacionales”, agregó.

En este sentido, el diputado manifestó que a precios oficiales comparando entre abril 2020 y el mismo mes de 2021, el precio del asado se incrementó un 95.8%, el de la paleta 73.8% y el cuadril 74.9%, mientras que "en ese mismo período la inflación fue del 43%". "Lo que vemos es una puja distributiva con una apropiación de renta social del conjunto de la sociedad. Ante esto ¿Qué tiene que hacer el Estado? ¿Dejar que siga sucediendo u ordenarlo?", se preguntó Heller. Y resaltó: “además, seamos claros, no es que todos los productores exportan, yo creo que son poquitos".

Heller afirmó que "los productos alimenticios y la carne aumentan el doble de la inflación de la Argentina y es un círculo vicioso". "Están tomando ganancias a costa de la gran mayoría de la gente. El Gobierno tiene que tratar que los precios no aumenten para evitarle problemas a la gente y en eso se enmarca esta decisión”.